El salario docente en CABA viene en picada hace años. En 2016, con una inflación del 41%, la suba apenas llegó al 30%. En 2017, el aumento fue del 21% con una inflación del 26% y en lo que va de 2018, con una inflación a agosto del 19%, el aumento llega tan solo al 15%.

Si a esto le sumamos que año tras año el gobierno incrementa las sumas en negro que repercuten en toda la escala salarial, en el aguinaldo, en la antigüedad y en el cálculo de la jubilación, el panorama es aún más desalentador.
La realidad es que no existe un aumento y tampoco una recomposición salarial. Lo que existe es un ajuste en la educación y en la totalidad de la clase trabajadora.
A su vez, el ajuste se manifiesta también a través de la lógica “salario por mérito” que lleva a cabo el gobierno. La caducidad cada 5 años de los puntos obtenidos por capacitación que se impuso el año pasado con la modificación del art. 17 del Estatuto Docente, abre el negocio privado de la venta de cursos. Esto nos lleva a tener que realizar constantemente cursos, fuera de nuestro horario
laboral, para llegar a un puntaje que nos permita cierta estabilidad en los cargos.
Con esta misma lógica, este año se ofreció un plus de hasta $4000 por año para capacitaciones ($2000 por semestre) "proporcional a 90 hs cátedra de capacitación" y el pago por título universitario de grado, maestrías y doctorados "con montos de $500 y $750 respectivamente". Todas medidas con una sola orientación, atar el salario a factores externos y con esto disciplinarnos.
Como lo venimos planteando desde la Lista Roja, lo que realmente debemos debatir es la
reformulación de la jornada laboral docente que debería constar de cuatro horas frente a curso y cuatro horas para planificar, corregir y capacitarnos, para que no tengamos la necesidad de sumar cargos u horas para llegar a fin de mes.
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