viernes, 27 de abril de 2012

Descentralización y privatización de la escuela pública



La privatización de la educación en Argentina (junto con muchos otros rubros) se inicia con el golpe militar del 76 cuando se comienza a financiar por parte del Estado las primeras escuelas privadas; profundizándose mucho más desde la década de los noventa hasta nuestros días. En Capital Federal, hay más alumnos asistiendo a escuelas privadas que públicas.
Con el crecimiento de la educación privada también se profundiza el concepto de educación como una mercancía, un servicio, donde existe una oferta y una demanda, un cliente y un producto. Desde entonces es que comenzamos a hablar de calidad, rendimiento, y eficacia educativa.
El financiamiento a la educación privada va acompañado de la  descentralización presupuestaria a la educación publica, donde el  Estado Nacional  de desliga de mantener la educación, pasando dicha responsabilidad a las provincias. La Reforma Educativa de los 90 (Ley de Transferencia, Ley Federal –LFE- y Ley de Educación Superior-LES) provocó la mayor fragmentación de la historia en la inversión educativa en cada provincia con la consecuente violación de los derechos de todos a acceder a igual calidad de la educación cualquiera sea el lugar geográfico de nacimiento. La transferencia de los diferentes niveles educativos a las provincias, redujo los gastos de la Nación y descargó el peso de la misma en estas últimas.

El discurso oficial indica que la inversión educativa se incrementó: de $ 2.146.millones a $4.779 millones. Sin embargo en las aulas no vemos un peso, ya que esa cifra esconde una inflación mucho mayor. Otro factor, es el hecho de que dentro de dicha suma se incluyen los fondos destinados a sostener una gran superestructura de técnicos, mecanismos de control y evaluación, proyectos que están por fuera del Sistema Educativo Formal, libros cuya compra se define centralmente, y sin consultar a los maestros. Por último, cabe aclarar que también se incluyen los fondos destinados a subsidiar la educación privada, que en Capital Federal ha aumentado considerablemente (32% de aumento para el 2012).
A la falta de presupuesto, en Capital, se suma la subejecución del mismo, donde no se ejecuta el 100% del presupuesto destinado. Es el caso del presupuesto para infraestructura del cual solo se gasta la mitad del total. Para este año se redujo un 3%.
Es así que el estado, a través de la descentralización, busca correrse de sus responsabilidades, al mismo tiempo que incrementa los subsidios a la educación privada. Capital Federal es un claro ejemplo.

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